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Huerto Tlatelolco: un proyecto de regeneración urbana
15 de abril de 2024
Los huertos urbanos tienen el potencial de sanar a las comunidades, dice Gabriela Vargas, directora de Huerto Tlatelolco y presidenta de Cultiva Ciudad AC, la organización social de la cual se desprende el proyecto. “Los huertos son una herramienta de una profunda transformación de las comunidades, que nos permiten reconectar con nuestro instinto agrario y con la naturaleza, promover ciudades más saludables y resilientes, así como comunidades más participativas”.
Por definición, sigue Vargas en entrevista, “un huerto urbano es un lugar de producción de alimentos donde ocurre una sensibilización; es una oportunidad para la reconexión con los ciclos de vida y los procesos de producción de tus alimentos, pero también tienen un impacto en el medio ambiente al ser lugares para la biodiversidad de plantas y nichos para aves e insectos”.
Huerto Tlatelolco es el claro ejemplo de esta afirmación: ubicado en Paseo de la Reforma Norte, casi esquina con Manuel González, se ha convertido a lo largo de 12 años en un proyecto de regeneración en todos los sentidos: “hemos ido transformando, restaurando y regenerando lo que fue la huella de la Torre Oaxaca (en Tlatelolco), dañada en 1985 y demolida a principios de los 90”.
El antecedente de este plan fue Vivero Urbano Reforma, un proyecto que estuvo por tres años en Paseo de la Reforma más cerca de Chapultepec, donde se reproducían árboles forestales y existía un área de huerto. A partir de 2012, se reubicó a su actual espacio, en un terreno de 1650 metros cuadrados.
En números, Huerto Tlatelolco cuenta con un área de bosque comestible, integrada por árboles frutales y plantas perennes como nuez de macadamia, aguacates, chayotes, fresas silvestres, entre otras. Tiene cerca de 500 metros cuadrados de camas de cultivo ocupados por hortalizas, hierbas aromáticas y medicinales. Hay más de 120 plantas comestibles. Se han identificado 62 especies de insectos, así como 19 especies de aves que visitan, anidan y se reproducen ahí. En el banco de semillas hay más de 300 variedades de semillas y alrededor de 70 se reproducen en el huerto.
Pero como un espacio vivo y colaborativo va más allá: hay programas de voluntariados, talleres, un diplomado, visitas escolares y empresariales, mercado de economía solidaria el primer domingo de cada mes, un plan de composta comunitaria -en la cual puedes llevar tus desechos orgánicos para crear un suelo fértil- y hasta programas con restaurantes para procesar sus residuos.
Huerto Tlatelolco busca ser un modelo adaptable a otros espacios urbanos, como huertos semilla. “Pero para que un proyecto perdure hay que tener muy claro cuál es el propósito, entender la comunidad donde va a estar inserto”.
-¿Y cualquiera puede tener un huerto?
-Sí. Lo único que necesitas son mínimo cinco horas de sol directo, con una fuente de agua cercana y a partir del espacio se define cómo vas a sembrar; en la ciudad por lo general se siembra en contenedores porque son pocos espacios los que tienen jardín para sembrar directo en el suelo. Los contenedores van desde lo que tu creatividad y presupuesto te permita, pero deben tener mínimo 30 centímetros de profundidad para tener un buen espacio para las plantas y tomar en cuenta las cargas y el drenaje para no generar temas de humedad”.
En esta tarea, Huerto Tlatelolco orienta y ofrece semillas a la venta para apoyar a otras personas a iniciar con su propia plantación urbana.
“Los huertos son semillas, no solo por todas las semillas que se reproducen, sino por las que se llevan las personas en la conciencia y el corazón. Los huertos urbanos promueven un urbanismo agrario y representan la forma para volver a integrar la producción de alimentos. Además, nos dan la oportunidad para que nosotros como citadinos podamos involucrarnos en el proceso de producción de nuestros alimentos”, concluye Gabriela Vargas.